Powered By Blogger

viernes, marzo 04, 2011

(9) Crónicas Anacrónicas I - Cuando la Mentira y la Verdad se Juntan

CRÓNICAS ANACRÓNICAS I
     Esta es la primera entrega de una serie de Crónicas que comencé a escribí hace 9 años, y que las tuve a punto de publicar, pero que por circunstancias e inconvenientes intempestivos de la Vida, no las pude entregar para su publicación, y sólo circularon entre algunos amigos para su deleite y críticas   . Al final de cada una de ellas se señala la fecha en que se escribieron. No las alteré, ni les hice nada más que editarlas para presentarlas en este formato. Aquí la primera de las Crónica Anacrónica:
CUANDO LA MENTIRA Y LA VERDAD SE JUNTAN.
     A raíz de los acontecimientos terroristas ocurridos en la ciudad de New York en Septiembre pasado, han salido a la luz pública una serie de anécdotas que han servido para  que muchos curiosos y no tan curioso hayan escrito y especulado relatos al respecto. Hay un relato en particular que me llamó mucho la atención no sólo por su contenido de humor negro, si no por la filosofía de vida que él encierra y que puede ser visto comúnmente en cualquier circunstancia por muy indiferente que sea.
     Este relato lo escuché de boca de un hombre que conversaba por su teléfono celular con un amigo, sobre un E-mail que había recibido de parte de una hermana suya que residía en New York, y que ella a su vez lo había escuchado en un Café, de un grupo de personas que contaban anécdotas de lo sucedido en las Torres Gemelas. Este hombre me lo encontré en una panadería cercana a mi oficina y conversaba con un aparente muy buen amigo y confidente. El hombre, de no más de treinta años y de aspecto fanfarrón y algo descuidado, le contaba a su amigo de lo similar que le parecía la situación escrita por su hermana, a lo sucedido a ambos la semana anterior. Yo, un poco intrigado por el relato y la anécdota pedí un café con leche grande y una galleta tipo palmerita, y me senté en una mesa muy próxima al sujeto que hablaba por celular muy estrepitosamente. En un momento de la conversación el hombre le cuenta nuevamente al amigo el relato para que aquel entendiera mejor su pícara comparación. El hombre le dijo entonces al amigo:
     “¡Coño pana! parece que no me escuchaste lo que te conté. Escucha bien ahora: Un tipo cualquiera salió de su casa a las seis de la mañana el día 11 de septiembre. Él vivía  en Brooklyn, más o menos a media hora de la Isla de Manhattan, donde estaban las Torres Gemelas. Su oficina estaba en el piso 95 de la torre sur. Cuando el carajo llegó a Manhattan, decidió irse a casa de su amante que quedaba en un sector residencial de la Isla. Tenía casi una semana que no la veía. Cuando llegó a su destino apagó su celular y se dispuso a cumplir con lo suyo. Como a eso de las diez y media de la mañana, encendió el celular y de inmediato le entró una llamada de urgencia. Era su esposa, que llorando y gritando le preguntaba cómo estaba y en qué lugar se hallaba. El hombre, muy fresco le contestó disimuladamente alterado: ¡Mujer!  Donde voy a estar..! Aquí en mi oficina, de lo más ocupado y trajinado, Esto es de terror. Dónde quieres que esté......!!!!!!”
     Luego de un breve silencio, le dijo a su amigo:
     “Te imaginas, pana, la gran cagada que se echó esa mujer. No lo quiero ni pensar. Bueno, chamo, eso mismo fue lo que pasó la semana pasada cuando le dije a Manuela (me supongo su esposa o novia) que yo estaba contigo en el Banco y que llegué tarde por que la cola que había era demasiado larga. Ese día, a la misma hora que le dije, atracaron el banco y secuestraron por casi cinco horas a todos los clientes que estaban dentro. Cuando llegué a la casa, Manuela estaba desmayada e inconsciente.”
     Hubo un silencio de parte del hombre que hablaba al celular, me imagino que escuchando algo que le decía el amigo. No volvió a referirse al tema. Sólo le dijo al amigo que lo veía dentro de media hora en el sitio de siempre.  Yo terminé mi café con leche y mi palmerita. Pagué la cuenta y me retiré de nuevo a mi oficina.
     Cuando caminaba a la oficina, que queda a una cuadra de la panadería, iba pensando en las dos anécdotas que había contado el hombre. Me pareció tan cruel y tan gracioso a la vez, que cuando llegué a mi oficina me puse a pensar en la cantidad de cuentos que debe haber similares a esos. Mujeres engañadas y tipos astutos, y viceversa. Verdades convenientes y mentiras generosas. La Verdad y la Mentira, como los dos extremos de la vida, y en el medio, todos los actos que cometemos en ella. Todo eso me llevó a recordar un relato que me contaron hace muchos años sobre una mujer también  adultera:
     “La mujer salía todos los viernes en la noche a jugar cartas con unas amigas, y los esposos de esas amigas se reunían a escondidas a jugar dominó, en casa del esposo de esta.  Un día los esposos no se reunieron por que tenían compromisos separados con sus esposas, pero la mujer igual salió a jugar cartas. El hombre le pareció extraño pero no dijo nada. Cuando la mujer regresó tenía unas copas de licor encima y además tenía una cantidad considerable de dinero en su cartera. Cuando el hombre le preguntó dónde estaba y con quién, ella le respondió que como todos los viernes estaba con sus amigas y que les había ganado la polla mayor de la apuesta, y que por esa razón se habían tomado unas copas.
     Lo que la mujer nunca se imaginó que esa noche los demás maridos luego de los compromisos que tenían cada uno, decidieron visitar a la pareja  con sus respectivas esposas y develar el secreto de sus reuniones de los viernes. Cómo en efecto se sabía, la mujer tenía “supuestamente” más de diez años jugando cartas los viernes por la noche, y esa precisa noche se supo que tenía cómo siete años que no asistía a la reunión con sus amigas.”
     En definitiva saqué dos conclusiones de estos relatos que escuché hoy:
     La primera; que la verdad y la mentira cuando se juntan, siempre hay alguien que sale mal parado o alguien que sale muy contento.

     Y la segunda; que las anécdotas de otros son motivos para escribir, para reírse y para especular.
     Es posible que todo esto sea Verdad, como es posible que sea Mentira, total, a quién le Importa.
Ernesto Eloy Velásquez
Puerto La Cruz.
03 de marzo del 2002. (16:25)


Ernesto E. Velásquez R.
Lechería, Anzoátegui. Venezuela.
11/01/2011

No hay comentarios: